Un
Creador

del universo,
de la humanidad,
del mundo natural.

Versos

  Salmo:
La insensatez de confiar en las riquezas
 Oigan esto, pueblos todos; escuchen, todos los que vivís en este mundo, bajos y altos, ricos y pobres por igual: Mi boca hablará palabras de sabiduría; la expresión de mi corazón dará entendimiento. Dirigiré mi oído a un proverbio; con el arpa expondré mi enigma: ¿Por qué he de temer en los días malos, cuando me rodean los impíos engañadores, los que confían en sus riquezas y se jactan de sus grandes riquezas? Ningún hombre puede redimir la vida de otro ni dar a Dios un rescate por él - el rescate por una vida es costoso, ningún pago es nunca suficiente - para que viva eternamente y no vea la decadencia. Porque todos pueden ver que los sabios mueren; tanto los necios como los insensatos perecen y dejan sus riquezas a otros. Sus tumbas seguirán siendo sus casas para siempre, sus moradas para generaciones interminables, aunque hayan dado su nombre a tierras. Pero el hombre, a pesar de sus riquezas, no perdura; es como las bestias que perecen.Tal es el destino de quienes confían en sí mismos y de sus seguidores, que aprueban lo que dicen. Como ovejas, están destinados a la tumba, y la muerte los apacentará. Los rectos los dominarán por la mañana; sus formas decaerán en la tumba, lejos de sus moradas principescas. Pero Dios redimirá mi vida de la tumba; me llevará consigo. No te asustes cuando se enriquezca, cuando aumente el esplendor de su casa; porque nada se llevará consigo cuando muera, su esplendor no descenderá con él. Aunque durante su vida se considerara dichoso -y los hombres te alaban cuando prosperas-, se unirá a la generación de sus padres, que nunca verán la luz de la vida. El hombre que posee riquezas sin comprenderlas es como las bestias que perecen.    Salmo 49: 1-20